lunes, 10 de enero de 2011

Comenzar el año leyendo a Benedicto XVI

Homilía de Benedicto XVI en la fiesta del Bautismo del Señor (9 de enero)"Por eso, comprendiendo la grandeza de este don, desde los primeros siglos se ha tenido la consideración de dar el Bautismo a los niños justo después de nacer. Ciertamente, será después necesaria una adhesión libre y consciente a esta vida de fe y de amor, y por eso es necesario que, después del Bautismo, sean educados en la fe, instruidos según la sabiduría de la Sagrada Escritura y las enseñanzas de la Iglesia, de manera que crezca en ellos esta semilla de la fe que hoy reciben y puedan llegar a la plena madurez cristiana".

Homilía de Benedicto XVI en la Solemnidad de la Epifanía del Señor (6 de enero) "Dejémonos guiar por la estrella, que es la Palabra de Dios, sigámosla en nuestra vida, caminando con la Iglesia, donde la Palabra ha plantado su tienda. Nuestro camino estará siempre iluminado por una luz que ningún otro signo puede darnos. Y podremos también nosotros convertirnos en estrellas para los demás, reflejo de esa luz que Cristo ha hecho resplandecer sobre nosotros".
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios y XLIV Jornada Mundial de la Paz (1 de enero) "El título de “Madre de Dios”, que hoy la liturgia pone de relieve, subraya la misión única de la Virgen Santa en la historia de la salvación: misión que está en la base del culto y de la devoción que el pueblo cristiano le reserva". "En efecto, en la libertad religiosa se expresa la especificidad de la persona humana, por la que puede ordenar la propia vida personal y social a Dios, a cuya luz se comprende plenamente la identidad, el sentido y el fin de la persona".

"Queridos hermanos y hermanas, somos invitados a mirar al futuro, y a mirarlo con esa esperanza que es la palabra final del Te Deum: "In te, Domine, speravi: non confundar in aeternum! - Señor, Tu eres nuestra esperanza, no seremos confundidos eternamente". Quien nos entrega a Cristo, nuestra Esperanza, es siempre ella, la Madre de Dios: María santísima". 

"Queridos amigos, la santa Familia es ciertamente singular e irrepetible, pero al mismo tiempo es “modelo de vida” para toda familia, porque Jesús, verdadero hombre, quiso nacer en una familia humana, y haciendo así la bendijo y consagró."

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