domingo, 7 de noviembre de 2010

Lo que nos ha dejado Benedicto XVI

El Papa en menos de 36 horas ha estado en Santiago de Compostela, ha abrazado al Apóstol y entre todo lo que dijo a las miles de personas concentradas en la pequeña plaza del Obradoiro destacó la llamada que hizo a Europa:
... Desde aquí, como mensajero del Evangelio que Pedro y Santiago rubricaron con su sangre, deseo volver la mirada a la Europa que peregrinó a Compostela. ¿Cuáles son sus grandes necesidades, temores y esperanzas? ¿Cuál es la aportación específica y fundamental de la Iglesia a esa Europa, que ha recorrido en el último medio siglo un camino hacia nuevas configuraciones y proyectos? Su aportación se centra en una realidad tan sencilla y decisiva como ésta: que Dios existe y que es Él quien nos ha dado la vida. Solo Él es absoluto, amor fiel e indeclinable, meta infinita que se trasluce detrás de todos los bienes, verdades y bellezas admirables de este mundo; admirables pero insuficientes para el corazón del hombre. Bien comprendió esto Santa Teresa de Jesús cuando escribió: "Sólo Dios basta".


Por la noche llegó a Barcelona donde miles de jóvenes le esperaban con velas encendidas, lo que demostraba su entusiasmo y su oración constante por el Sumo Pontífice. Esta mañana ha tenido lugar la ceremonía de la consagración del templo (ahora Basílica menor) a la Sagrada familia. Una ceremonia emocionante a la que se calcula que han asistido cientos de obispos, un total de 1.100 celebrantes, 6.500 fieles en el interior, 36.000 en las pantallas de alrededor del templo, miles de personas que rodeaban las calles durante 4 kilómetros hasta llegar al Palacio episcopal porque querían transmitir su apoyo a Benedicto XVI. Tengamos en cuenta a los 3.200 periodistas registrados para retrasmitir la noticia a los miles y miles de personas que seguían la la visita en directo por la radio, la televisión o Internet. Sólo en la ciudad catalana podemos estimar a unas 50.000 personas. El mayor despliegue de seguridad en la capital catalana desde que se jugaron los Juegos Olímpicos del '92. Nada de acogidas frías e indiferencia social. Benedicto XVI con sus palabras no deja indiferente a nadie, ahora toca pensar mucho sobre ellas y sobre qué podemos hacer:

...¿Qué hacemos al dedicar este templo? En el corazón del mundo, ante la mirada de Dios y de los hombres, en un humilde y gozoso acto de fe, levantamos una inmensa mole de materia, fruto de la naturaleza y de un inconmensurable esfuerzo de la inteligencia humana, constructora de esta obra de arte. Ella es un signo visible del Dios invisible, a cuya gloria se alzan estas torres, saetas que apuntan al absoluto de la luz y de Aquel que es la Luz, la Altura y la Belleza misma.
En este recinto, Gaudí quiso unir la inspiración que le llegaba de los tres grandes libros en los que se alimentaba como hombre, como creyente y como arquitecto: el libro de la naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de la Liturgia. Así unió la realidad del mundo y la historia de la salvación, tal como nos es narrada en la Biblia y actualizada en la Liturgia. Introdujo piedras, árboles y vida humana dentro del templo, para que toda la creación convergiera en la alabanza divina, pero al mismo tiempo sacó los retablos afuera, para poner ante los hombres el misterio de Dios revelado en el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. De este modo, colaboró genialmente a la edificación de la conciencia humana anclada en el mundo, abierta a Dios, iluminada y santificada por Cristo. E hizo algo que es una de las tareas más importantes hoy: superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a una vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como Belleza. Esto lo realizó Antoni Gaudí no con palabras sino con piedras, trazos, planos y cumbres. Y es que la belleza es la gran necesidad del hombre; es la raíz de la que brota el tronco de nuestra paz y los frutos de nuestra esperanza. La belleza es también reveladora de Dios porque, como Él, la obra bella es pura gratuidad, invita a la libertad y arranca del egoísmo. (...)
Antes de despedirse definitivamente, ha aprovechado para emplazar a los fieles a Madrid, en 2011, donde presidirá la Jornada Mundial de la Juventud. Para los que quieran ver  una noticia bien contada por los medios, aquí les dejo una:

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